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21 de Enero 2005
AND THE WINNER ISSSSSSS
Porque yo lo valgo, y tu también, cari.
Nada, como veis, en la parte superior de blog he puesto un botoncito, anda guapos, clickar, clickar.
Nunca he ganado un puto premio en mi vida, tampoco es que me muera por hacerlo, pero para el ego personal va de muerte, es como cuando un grupo de obreros te tira un piropo muy cerdo, te haces la ofendida y tal , pero yo sé, golosonas, que en el fondo nos gusta.
Pues lo mismo pasa con lo premios, cuando te dan uno, pues te haces la humilde y todas esas cosas que se dicen para parecer la mar de honrada, pero muy en el fondo te sientes igual que cuando se te retira la menstruación después de haberlas pasado canutas, la mar de feliz y de bien.
Una sola vez me presenté en un premio literario de mi instituto, como sabía que tenía todas las de perder hice trampa. Me puse a buscar entre los libros viejos de mi papi algunas poesías que no pareciesen famosas, pero que molasen y no cayesen el la más terrible y gominosa de las ñoñerias. Por una casualidad encontré una muy buena y como una vil bellaca la copié, doblé el folio, la cerré en un sobre, y sin pudor alguno, la entregué.
El día de la entrega de premios estaba muy nerviosa, cual Lucía Etxebarría, alli, en medio de todos esos estudiantes ansiosos. Yo me comía las uñas, pero muy segura de que algo caería en mis manos.
Resumiendo para no hacerme pesada, no gané nada, y encima el tercer premio quedó desierto.
Estaba absorta, alucinada, incrédula, ¿era posible que un poema de Jorge Luís Borges no ganase nada? Sí, fué posible.
Y el primer premio? Las hay listas, muy listas. Hacía poco que una profesora de mi instituto había muerto, así que una presuntuosa de mi clase le hizo un poema. Yo no sé si eso era mucho más vil que lo mío, ahí, tocando la vena sensible de la manera más facil.. Al ser la ganadora salió a leerlo, toda orgullosa, igual que la Lewinski al comprobar que tenía su futuro asegurado al ver que tenía toda la lefa de Clinton en su traje azul.
Aún tengo grabado en mi mente el tono de solemnidad con el que leyó el poema de los cojones, las lágrimas de los profesores cayendo por sus caras de cabrones y aún puedo recordar el tono de envidia cochina con el que le felicité.
Posted by pauli at 6:05 PM | Comments (15)